Los vestidos de Escarlata

Es mi peli favorita sin lugar a dudas. Lo tiene todo: guerra, pasión, envidia, celos, acción, emoción… Cuando tenía 12 años me leí el fabuloso libro de Margaret Mitchell en el que está inspirada la película.

Pero a parte del carácter caprichoso y egoísta de la prota -Vivien Leigh- y de los tejemanejes que se trae entremanos el seductor Clark Gable, hay algo muy especial en esta película que siempre me ha hecho soñar y elevarme por encima de la mera ficción: los vestidos de Escarlata. En general, cualquiera podría decir que son demasiado románticos, rococó, vaporosos… excesivos, en definitiva. Sin embargo, Escarlata O’Hara sigue dejando boquiabiertos a todos aquellos que la ven aparecen con ese vestido estampado de verde en la barbacoa de Los doce robles. Sigue estando espectacular con las manos destrozadas por la guerra, pero luciendo como nadie el vestido que Mami le borda con las cortinas favoritas de su madre. Sigue dejándonos pasmados con el vestido rojo de la vergüenza, el que es obligada a ponerse para que todo el mundo sepa la verdad: que ama en secreto a Ashley…

¿Pero quién dijo que los vestidos románticos y vaporosos ya no están de moda? Y si no, vean el vestido de novia que presentó ayer Elie Saab en la pasarela de París, digno de la mejor Escarlata O’Hara…

Vestido de Elie Saab

Detalle del vestido de Elie Saab

Novias hippies

Mi hermana pequeña es hippie: más que eso, es muy hippie. Sé que ella no se vería con un vestido clásico, vintage o de princesa. Así que puestos a buscar vestidos de novia hippies, hay dos marcas que crean vestidos espectaculares: YolanCris y Charo Ruiz. Blancos, ibicencos, con encajes, de rejilla y perfectos para acompañar con un velo pirata… Aquí dejo algunos vestidos:

Vestido de YolanCris

Vestido de YolanCris

Vestido de YolanCris

Vestido de YolanCris

Vestido de Charo Ruiz

Vestido de Charo Ruiz

Vestido de Charo Ruiz

Vestidos de Charo Ruiz

Vestidos by The Frock

Si en un post anterior ya comentaba lo maravillosos que son los vestidos vintage de Vintageous, los de The Frock no tienen nada que envidiarles. Originales y también con un aire retro, sus creaciones son espectaculares; si bien el precio es muy variable ya que muchos son vestidos de diseñadores (Dior, Valentino, Balenciaga, Elizabeth Arden…), por lo que rondan entre los 1000 $ y los 6000 $. Además, en la sección Celebrity Wardrobe puedes también encontrar vestidos de algunas celebrities como Liza Minelli o Sophia Loren. He seleccionado algunos de los vestidos de novia que más me han gustado:

Ornella Gallo Di Fortuna

Hace años, cuando iba a estudiar a la biblioteca por las mañanas, siempre pasaba por delante de una mini-tienda-atelier que me tenía fascinada. ¿Su nombre? «Ornella Gallo Di Fortuna«. Recuerdo que en el escaparate había un vestido de novia muy original y me encantaba mirarlo. La cerraron hace un tiempo, pero el otro día volví a pensar en ese vestido y, aunque no recordaba muy bien el nombre del atelier, conseguí encontrar la página de esta diseñadora tras un par de búsquedas. Creaciones, como diría mi padre, «de escándalo». Aquí dejo algunas muestras:

Las novias de Vintageous

¿Quién no se acuerda del formidable vestido años’50 que lució Meryl Streep en «Los puentes de Madison»? No solo volvió loco a Clint Eastwood y a su hija, que siempre se lo quería poner, sino que las mujeres de medio mundo desearon tener uno igual. Y hasta Penélope encontró uno espectacular para lucir el día que ganó el ansiado Oscar. ¿Por qué entonces no casarse con un vestido similar, de estilo vintage?

Pues bien, la mayoría de la gente cree que para poder lucir un vestido así de maravilloso el día de su boda tiene que recurrir a algún famoso diseñador -que los hay estupendos, sin duda-. Sin embargo, la página Vintageous posee una colección de vestidos de novia y de cocktail IM-PRE-SIO-NAN-TES que rondan entre los 200 y los 300 $. Más económico imposible. Lo único que debes hacer es seleccionar el que más te guste y te lo envían por correo. Así de fácil.

Érase una vez…

Qué mejor modo de inaugurar La boda de Belisea que comenzar con el principio de todos los cuentos.

Érase una vez una niña que soñaba con ser princesa. Desde pequeña, le encantaba ver las películas de Disney y jugaba con todo tipo de muñecas vestidas a la antigua y cursis, de princesas -las favoritas, por supuesto, esas muñecas dementes cuyos cuerpos no podrían existir en realidad porque serían deformes: las barbies-. Pero recapacitando sobre el porqué de tanta pasión con las bodas, no llego a una conclusión definitiva. En realidad, mi película de dibujos favorita siempre fue «Alicia en el país de las maravillas», y no es que precisamente ella se vistiese de novia. De hecho, solo caigo en estos momentos en dos princesas Disney vestidas de novia: Cenicienta y Ariel. Creo recordar que el resto de princesas -Aurora, Bella, Rapunzel…- acaban bailando con el príncipe enfundadas en vestidos preciosos de colores, pero son más modernas: no se casan.

Sí, reconozco que siempre me gustaron las princesas. Las de Disney y las de verdad. Antes de empezar a pensar en si algún día me casaría, ya me tragaba todas las bodas reales que echaban por televisión (Mette-Marit, Marie Donaldson, Letizia…), sentada ante la tele con un bol gigante de palomitas. Incluso ante un simulacro tremendo de oposición, no pude evitar tragarme de cabo a rabo el bodorrio de Kate Middleton y el príncipe Guillermo. Quería verlo todo: invitadas, tocados, vestidos, pajecillos…-pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión-. Las bodas son hermosas y aquella mujer que las aborrezca ha vivido de cerca algún mal divorcio o tiene algún problema con el amor. Palabra de bodaficionada. Puede que no quieras casarte por un millón de motivos, pero «odiar una boda o un vestido de novia» son palabras mayores.

Supongo que antes, aunque me gustaban las bodas, no pensaba tanto en la mía futura porque no había conocido a la persona adecuada, pero el príncipe azul apareció hace un tiempo y se desató en mí la locura. Afortunadamente, mi chico conoce mis oscuros designios y no ha salido corriendo. Él es el único que guarda mi secreto y que sabe que, si un día estoy depre, solo el chocolate, un chivitas y una buena revista de vestidos de novia me animan. Gracias por eso, amor mío.

Ahora bien, antes de que la locura bodiaficionada saliera a la luz, yo ya había llorado con una pedida de mano de Youtube, la mejor pedida de mano del mundo. Tiene muchísimas visitas, pero si no la has visto, merece la pena pararte unos minutitos. Eso sí, me encanta exactamente hasta el minuto 6:50, porque a partir de ahí el príncipe azul se columpia un rato… Una boda necesita detalles, preparación, perfección y mimo, mucho mimo. Y eso es algo que a mí me encanta hacer, motivo por el cual inauguro oficialmente La boda de Belisea. Bienvenidas a todas y disfrutad del blog todo lo que podáis, tanto o más como yo lo haré con los posts.

Belisea